sábado, 28 de septiembre de 2013

El corazón de la casa


Los relojes nunca baten al unísono, aunque marquen el mismo tiempo cronológico su tic tac alborota en síncopas alternas con cadencias monocordes la quietud de la estancia.

El espíritu del hogar recuerda con su perenne balanceo que el tiempo bulle vibra.... pasa. Indiferente a lo que acontece a su alrededor continúa su infatigable camino, tic tac, tic, tac. Ajeno, calmo, constante....

En un canto a la infinitud desliza su acompasado palpitar sincronizándolo, a veces, con el pulso del propio corazón, que, atento, enraíza su latido, al vibrar, casi materno, del alma de la casa.



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